Chiquiteo

Mié, 07/08/2013

El Chiquiteo se conoce como la costumbre de las cuadrillas de las ciudades de salir a tomar unos vinos o chiquitos. Esta costumbre asentada desde antaño por las cuadrillas, parece que va perdiendo fuerza en los últimos tiempos debido a causas de diversa índole.
Las cuadrillas como tales, son los grupos de amigos que desde jóvenes mantienen una cordial relación, siendo un término muy arraigado sobre todo en País Vasco, Navarra y La Rioja. Tienen por costumbre alternar a diario siguiendo una «ruta» de vinos prefijada desde hace tiempo y difícil de modificar además. Las salidas se producen a la hora del vermut matutino y a la hora del vermut vespertino. Usualmente estos grupos eran masculinos aunque en los últimos años las mujeres también se han apuntado a esta tendencia.
Poco a poco la costumbre, a pesar de continuar, ha disminuido en intensidad condicionada bien por las prescripciones médicas, la edad e indudablemente la situación económica que ha vivido el país en los últimos años y la mentalidad y usos de la sociedad. Las cuadrillas suelen estar formadas por varios integrantes y, usualmente, en cada establecimiento uno de los integrantes es el encargado de abonar las consumiciones de los demás, por lo que al finalizar la ruta de «chiquiteo» el total de vinos pueden alcanzar la decena.
Por supuesto, cada cuadrilla tiene prefijada una ruta de vinos que discurre en diferentes puntos de la ciudad en función de los barrios donde vivan. La Calle Laurel es uno de los puntos neurálgicos de muchas de estas cuadrillas logroñesas, aunque, repetimos, el número ha descendido considerablemente. Las nuevas cuadrillas no beben tanto, suelen picar algún pincho y son más exigentes. Además, las costumbres han cambiado y las personas al salir de trabajar se acercan a la Calle Laurel se toman un par de vinos con un par de pinchos y listo, la idea del alterne de bar en bar sólo tomando vino no es la normal.
Como vemos, las costumbres evolucionan, pierden fuerza hábitos que tenían nuestros padres pero afloran nuevos cuyo origen se encuentra en las prácticas de antes y mantienen la esencia de pasar un rato agradable en buena compañía y con un entretenido diálogo.
Ahora el chiquiteo siempre va de la mano del tapeo, por eso en la Calle Laurel ofrecemos lo mejor de los dos mundos: del vino y de la gastronomía.