Logroño se prepara para resistir al asedio francés: llega San Bernabé

Mar, 07/06/2016

Logroño entero se prepara para una de sus semanas más especiales del año: llegan las fiestas de San Bernabé, en las que toda la ciudad retorna al medievo por unos días para volver a resistir el asedio francés. En esta celebración, declarada de Interés Turístico Nacional, se repartirán más de 20.000 raciones del tradicional pez y se recrearán los hitos históricos del ataque francés y la resistencia logroñesa en el año 1521. El programa de fiestas contempla hasta 330 actos y actividades diferentes, para hacer al logroñés que quedarse le merezca la pena y, por supuesto, que el visitante tenga la capital riojana como una visita apetecible. Por supuesto, un año más La Laurel se sumará al apoyo de la resistencia contra las tropas de Asparrot, ofreciendo sus vinos y sus tapas a los bravos milicianos locales.

¿Qué es San Bernabé?
Las fiestas de San Bernabé, Patrón de la Ciudad, giran en torno al 11 de junio y en ellas se recuerda la defensa heroica de los logroñeses frente a las tropas francesas en 1521. San Bernabé, uno de los primeros discípulos de Jesús de Nazaret, ha acabado siendo el Santo Patrono de Logroño por una casualidad. Los orígenes de la invasión francesa de 1521 hay que buscarlos en el descontento de la población navarra por su incorporación a la corona de Castilla, situación que no gusta tampoco a la corona francesa, disgusto que va en aumento con la llegada al trono de Carlos I.

En 1521 André de Foix, señor de Asparrot y conde de Foix, al mando del ejército francés ocupa sin problema Navarra, partidario de sus intereses y pone rumbo a Logroño, Ciudad a la que pone cerco durante dos semanas, al negarse los logroñeses a entregar la plaza. Tan sólo la guarnición castellana de Pamplona se resiste levemente a su marcha. Mientras tanto, Logroño recibe los soldados huidos de Navarra además de su propia guarnición.

Es de sobra conocido que la certeza de la llegada de tropas castellanas dirigidas por el Duque de Nájera, provocó que el general francés levantara el sitio que ya duraba 16 días a la Ciudad de Logroño, a la que habían llegado tras cruzar Navarra. Tal hecho culminó un 11 de Junio de 1521, festividad de San Bernabé.

Al año siguiente, Justicia y Regimiento (los regidores del Concejo) decidieron conmemorar el día de forma solemne, e hicieron voto. El documento original no se ha conservado y únicamente disponemos de una copia autorizada del mismo datada en 1538 que se conserva en el Archivo Diocesano. Con el voto, engrandecieron y magnificaron el sitio y los hechos que acaecieron.

Estos hechos se rememoran anualmente a través de una serie de rituales siguen manteniendo vivo en la memoria un acontecimiento que se sitúa entre el mito y la realidad: como la particular procesión en la que el alcalde voltea la bandera en los lugares donde se encontraban las puertas de la Ciudad, las salvas de los cañones o el reparto del pan, el vino y el pez en esa misma puerta del Revellín, construida en el siglo XVI para conmemorar la victoria.

Los logroñeses de visten con trajes de época y participan en los pasacalles, Comedias del Sitio, Asedio a la Ciudad y mercados durante todos los días de las Fiestas.

¿En que consiste? Como cualquier otro voto, tiene una dimensión religiosa. La Ciudad se compromete a realizar una serie de actos a lo largo de tres días:
La víspera de San Bernabé: oir Misa en la iglesia donde correspondiere “salir la proçision”. Se establece un turno rotatorio: el primer año la procesión transcurre de Santiago a Palacio; el siguiente, de Palacio a San Bartolomé; el tercer año, de ésta a la Redonda, y el cuarto año, de vuelta a Santiago. “Y ansi por turno perpetuamente” Esa noche, convienen en encender hogueras y repicar las campanas de la población.

El día de San Bernabé: procesión general de toda la Ciudad, partiendo de la iglesia “tocante” y con destino alterno entre los monasterios de San Francisco y Nuestra Señora de Valcuerna. El Procurador Mayor, actuando como representante de todos los logroñeses, porta la bandera de la Ciudad. A continuación, se celebra Misa Mayor en la iglesia del turno, para dar gracias y rezar por los difuntos defensores de la Ciudad. Después de comer, se han de correr tres o cuatro toros, de los que sólo se dará muerte a uno o dos y se guardarán los otros para San Juan. El Procurador Mayor ofrecerá una colación o merienda, a costa de las multas, a los “principales” que acudieren a la corrida.

El día 12 de Junio: el toro muerto se reparte guisado entre los pobres con pan y vino; los pobres han de ser servidos por los señores Justicia y Regimiento. Tras hacer de camareros, se convertirán en comensales de una “honesta comida de ternera y pierna de carnero y vaca y tocino e no aya otro manjar”

foto: revistaviajeros.es