Los monumentos que vigilan la Laurel

Mar, 08/08/2017

La Laurel se encuentra en pleno casco histórico de Logroño, en un entorno privilegiado de la historia de la ciudad, rodeada de monumentos y edificios antiguos dignos de ver. Porque no todo es comer y beber, nuestra ciudad tiene mucho que ofrecer a los turistas que nos visitan y también algún que otro rinconcito por descubrir para los logroñeses.

El antiguo convento de La Merced, del s. XIV, acoge, en la actualidad, la oficina del Parlamento de La Rioja en su parte central; y la biblioteca y la Sala de Exposiciones Amós Salvador, en sus laterales. Al lado, la muralla, la Puerta, el Cubo del Revellín y su entorno constituyen los vestigios de todo lo que fue el recinto amurallado de la ciudad del siglo XVI y que sufrió el asedio del ejército francés en 1521.

De aquella época también se conservan palacios nobles, como el de Marqués de Monesterio, hoy la sede de la Seguridad Social; la Casa de Mateo de Nuevas, que acoge servicios de la Universidad de La Rioja; el Palacio de los Marqueses de Legarda, actual Colegio de Arquitectos; y la Casa Palacio de los Fernández de Astiz, sede de la UNED.

Rodeando el casco viejo

Siguiendo la orilla del Ebro, a mano izquierda, se sitúan dos de lo puentes más representativos. El de Hierro, construido en 1882, y que supuso un impulso en las conexiones comerciales con el norte del país. Y el Puente de Piedra, uno de los símbolos de Logroño, como refleja su escudo ya en 1285. El original disponía de tres torres y, debido a su gran deterioro, se decidió derruirlo y volverlo a reconstruir entre 1882 y 1884.

Justo enfrente, se encuentra la Imperial Iglesia de Santa María de Palacio y su extraordinaria torre, una aguja gótica del siglo XIII y estructurada en forma de flecha de ocho caras. En su interior, destaca el retablo mayor, que lleva la firma de Arnao de Bruselas. Y unas calles más adelante, está la iglesia de San Bartolomé, del S. XIII. En este templo adosado originalmente a la antigua muralla –ya desaparecida en ese tramo- resalta su portada, una muestra de escultura gótica.

Y, otra vez en pleno casco antiguo, se imponen las dos torres, conocidas como las gemelas, de la Concatedral de La Redonda, en la plaza del Mercado, y la torre de Santiago, en cuya fachada se puede observar una escultura del apóstol (de gran influencia en la ciudad, paso del Camino de Santiago). En su interior, se encuentra el cuadro “La Crucifixión”, atribuido a Miguel Ángel, una de las 14 pinturas que el artista realizó en bastidor.

Fuera del centro, son de visita obligada la plaza del Espolón, el instituto Sagasta, el Ayuntamiento y Auditorio, la Casa de las Ciencias, el parque del Ebro, La Grajera… Son tantas las opciones que más de uno se sorprenderá. Y bien sea antes o después de la visita, la Laurel siempre está abierta para que turistas y locales repongan fuerzas.