Las familias en La Laurel

Jue, 30/04/2015

Hemos dado la bienvenida a mayo con un puente en el que se ha celebrado el Día del Trabajador (en el que trabajamos) y el Día de la Madre. Saludamos al mes de las flores con unos días de fiesta en los que el buen tiempo ha animado a todos, desde turistas a oriundos, mayores y pequeños, a tomar unos pinchos y unos vinos en La Laurel.

La Laurel es un lugar donde caben todas las personas, de todo tipo de edad y condición, pero si hay unas horas para las familias son las primeras del vermú y de la noche. Sorprende al forastero la habilidad que han adquirido los padres riojanos para hacer rally por las calles y bares de La Laurel con los carritos de los bebés y niños. Es una capacidad que se hereda de padres a hijos, porque La Laurel es un enclave digno de conocer prácticamente desde la cuna.

Se hacen sitio rápida y educadamente para después formar una barricada con los carritos, ya sea dentro o fuera del bar. Una muralla casi infranqueable en la que mientras los niños juguetean, los padres pueden disfrutar de un pincho y un vino tranquilamente antes de que los jóvenes tomen los bares.

La Laurel es un sitio familiar y para todo el mundo. Cuando eres pequeño, te bautizas ahí con tu primer mosto y cuando superas la mayoría de edad, antes incluso de sacarte el carnet de conducir, te estrenas con un Rioja. Cuando eres un niño, te comes una croqueta, un pincho moruno, tortilla de patata o un bocatita de jamón. A medida que vas creciendo, te animas con tapas más elaboradas como el champiñón, el pulpo, el solomillo al roquefort o el célebre embuchado.

Pero este rincón mágico de Logroño no sólo es para las maravillosas primeras veces. Esa sensación de calidez, de estar como en casa, te hace reincidir. Por eso, el que viene por primera vez, repite; y el que ya la conoce, con más razón insiste en esta noble tradición que pasa de padres a hijos, de boca a boca, de oído a oído…